No es el arco ni las flechas, es el indio.
Lo sé, lo sé, voy con retraso, pero es lo que tiene darle prioridades a otras cosas y tener un blog como hobby.
Aventuro que esta seguro que va a ser una nota corta, fruto de una conversación amigable con un compañero. Básicamente es la típica persona que empieza sus conversaciones afirmando que si tuviéramos ese visor… o si tuviéramos aquel portaplacas… seríamos indudablemente mejores y se obtendrían mejores resultados porque el visor actual es muy grande, el fusil actual es muy largo, el chaleco actual es muy…
Y me acordaba de mi amigo y maestro Ernesto Pérez Vera cuando me hizo descubridor de un adorable adjetivo que emplea a menudo en sus charlas: el “esqueroso”; volveremos sobre el más adelante.
Yusuf Dikeç. A estas alturas del año 2024 supongo que la mayor parte de mis queridos lectores saben quién es, a menos que este blog exista dentro de 50 años y alguien tenga el interés de leer esta nota.
Querido lector, te recuerdo que el señor Yusuf Dikeç es un caballero de origen turco que se hizo conocido en las últimas olimpiadas (Paris 2024). Participante en la competición de pistola a 10 metros equipos mixtos (aire comprimido) en la que consiguió una medalla de plata junto a su compañera Şevval İlayda Tarhan; aparentemente no parece nada importante. Sin embargo, en este evento, el señor Dikeç se volvió viral por el gran número de “memes” generados y noticias relacionadas con su “supuesta indiferencia” y su “apariencia notablemente informal” (como fue descrito por la prensa en el momento) con la que se enfrentó a la competición.
Su arma no se caracterizaba por ser de lo más selecto ni algo de baja gama, al contrario, normal en competición. Podría haber empleado cualquier pistola de marcas reconocidísimas como Pardini, Hammerli, Walther o Feinwerkbau de hasta 4000 € de precio, pero utilizó una Steyr EVO 10E de unos 2500 € (precios de España).
Y mientras que la mayoría de sus competidores llevaban gafas de tiro de alta tecnología y protectores auditivos grandes y voluminosos, él simplemente vestía una camiseta normal y corriente de su selección, sus gafas graduadas (las de ver de toda la vida) y unos tapones de esponja amarilla para los oídos como los que usarías en una biblioteca para estudiar sin que te moleste el ruido.
El colmo del remate (que es lo que lo hizo viral) fue que disparaba con una postura corporal absolutamente alejada de la del resto de los competidores, y añadía ¡una mano metida en el bolsillo del pantalón! Algo así como… “bueno, yo pasaba por aquí y me han dicho que si quería echar unos tiritos…”.
Pero no hay que engañarse. Este hombre es un antiguo Policía de su país (Turquía) que lleva desde el año 2001 practicando el tiro deportivo, ha sido campeón de Turquía, pertenece a su equipo de tiro nacional y por tanto lo ha representado en numerosas competiciones internacionales, como campeonatos europeos y diversos Juegos Olímpicos como los de Pekín (2008), Londres (2012), Río de Janeiro (2016) y Tokio (2020). En resumidas cuentas, que el señor Dikeç sabe lo que se hace.
Eso, queridos lectores, se llama adiestramiento, y eso te da una inmensa tranquilidad.
El “esqueroso”. Volvemos a ese adjetivo. Según mi amigo Ernesto Pérez Vera, dícese de aquel (también aquella) que se vive creando excusas con tal de evadir su obligación. Y tiene muchas aplicaciones aunque, por la temática de este blog, a nosotros nos interesará aquel que mira para otro lado cuando debería intervenir o, más abundantemente, el que lo hace cuando debería adiestrarse “en tiempos de paz”.
Dicho de otro modo,…”mañana hay tiro del departamento… que mala suerte, justo tengo que llevar el arma a la armería que la noto rara” o “mañana hay técnicas de movimientos por interiores… que mala suerte, tengo el tobillo fatal” o “mañana tenemos prácticas sanitarias en intervención… oh que mala suerte que estoy de libre”. Y así una y otra. Estoy seguro que conoceremos a muchos coincidentes laborales así.
Obviamente, el señor Dikeç no parece ajustarse deportivamente a esto. Si ha conseguido ese palmarés y ha logrado los triunfos de su historial es por algo.
La anécdota. Rondaría el año 2004 cuando empezábamos a echar a andar los Equipos Operativos de la Infantería de Marina de mi país, era una época en la que se probaban técnicas y adaptábamos el material existente. Solicitamos subfusiles MP5 pero nos dijeron que no… normal, “eso es para Operaciones Especiales” (nótese la ironía), así que nos tuvimos que apañar con unos CETME LC (también costó que nos los dieran porque “eran de la Policía Naval”). Y con lo que había en aquella época nos adiestramos llenos de ilusión.
Y sucedió que estábamos embarcados haciendo un ejercicio de integración cuando se recibió una llamada en la corbeta en la que preguntaban si podíamos hacernos cargo de la detención de un pesquero sospechoso hasta que nos alcanzase el buque del Servicio de Vigilancia Aduanera. Mi respuesta fue un sí (a fin de cuenta para eso nos estábamos adiestrando), solo había un pero: no se había embarcado munición 5’56x45 mm para el fusil porque no estaba previsto hacer tiro. Y resumiendo para no alargar, la intervención se realizó con un grupo de mis valientes perfectamente armados con pistolas de 9 mm y fusiles CETME C (7’62x51 mm). Era lo que había. Pero yo tenía la certeza que sabríamos resolverlo con la única pega de longitud del fusil (1’1 m. el “C” frente a los 0’8 m. del “LC”). Y se hizo.
Recordemos, el adiestramiento te da una inmensa tranquilidad.
Sobre el señor Dikeç destacaron mucho los cronistas en el momento su “supuesta indiferencia” y su “apariencia notablemente informal”, y no, no es eso. El señor Dikeç sabe que es el indio y no la flecha.
No hay que engañarse, el señor Dikeç simplemente posee una técnica diferente a la del resto de sus competidores, pero le funciona. Y eso se consigue con años y años de práctica y entrenamiento, con miles y miles de disparos a lo largo de cada año. Esa práctica, y la necesaria perseverancia en ella, es la que te da la excelencia. Eso es lo que hace que sea el indio y no la flecha.
Si nos lo llevamos a la temática de este blog, quien se ha preparado, quien se ha preocupado por formarse, quien ha entrenado, aquel que ha dedicado el máximo de su tiempo a no poner excusas sino a ser mejor, ese es el que tiene una mochila llena de recursos (lo he dicho en otros artículos) para poder ponerlos a prueba en el momento que corresponda. El momento será difícil para él, pero no imposible. El problema lo tiene el “esqueroso”.
Sin más queridos amigos, no es el arco ni la flecha, es el indio. Es el indio con actitud. No importa cómo de sofisticada sea el arma a utilizar, o la herramienta si deseamos extrapolar a otros campos este espiche, sobre todo es la persona que la utiliza y se compromete con disciplina y esfuerzo de ser mejor.
Así que, queridos lectores, esforzaros por ser el indio y no excusaros en la flecha.
Un saludo.
Arturo Mariscal
Rubial.
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