En defensa, ¿postas o balas?

 Artículo publicado originalmente el 05/08/2020

Nota del autor: con este artículo corrijo de modo definitivo otros publicados con este mismo título y en los cuales cometí el error de equivocar una unidad de medida, ofreciendo datos totalmente erróneos.

Es una pregunta que me han hecho muchas veces: Oye Arturo, ¿en defensa qué va mejor? ¿Postas o balas?

La respuesta… pues que depende de qué resultados necesito conseguir y qué resultados no deseo obtener. Obviamente el resultado a conseguir es sencillo: la incapacitación del que me esté agrediendo. Aprovechamos para definir la “incapacitación como la condición en la que situamos al agresor desde la cual no puede continuar siendo una amenaza para nosotros. Y esto, para que lo entiendan aquellas personas de espíritu “sensible”, se trata de dejarlo ileso pero tan asustado que se rinda, o ligeramente herido, o bastante malherido, o más seco que la mojama; lo que el/la agresor/a prefiera.

Y los efectos que no deseo conseguir. Bueno, obviamente no deseo una sobrepenetración que alcance a la señora Juana que sale de una tienda, ni un mal rebote, ni dañar innecesariamentelo que no se necesita.

Uno de los problemas que posee una escopeta, junto a la escasa capacidad de carga y al retroceso, es la poca variedad de municiones fácilmente adquiribles para un legítimo usuario de este tipo de armas defensivas, que básicamente se reducen a perdigones, postas y balas. Y de estos tipos de proyectiles, por lógica se van a preferir las opciones más contundentes que nos ofrecen postas y balas ya que son las que producirán la incapacitación por lesión del agresor en menos tiempo.

Es importante que el lector tenga en cuenta que esto está escrito desde el punto de vista legal de mi país, España; en otros países habrá otras leyes que permitirán más o menos al ciudadano. Por ejemplo legalmente en España un ciudadano no puede usar su escopeta como medio defensivo.

Del mismo modo este artículo trata de lo que hay habitualmente en las armerías de mi país, porque básicamente en una armería de España uno encuentra lo que permite emplear la ley de caza de la Comunidad Autónoma correspondiente (como una región, estado o condado para los lectores del extranjero). Esto quiere decir que lo habitual es poder adquirir el tipo de cartuchos con los que está permitida la caza en cada Comunidad, básicamente bala y perdigón. Como nota, vivo en una ciudad de unos 215.000 habitantes en la cual tan sólo hay 4 lugares donde comprar munición; de ellos solo en 1 encuentras postas casi siempre, en otro ocasionalmente.

Por esto en España lo habitual es poder adquirir bala o perdigón: porque las postas, según tamaño, puede que estén prohibidas para caza en algunas Comunidades y por eso no se venden tan habitualmente. Y por eso me he ceñido a lo que se puede comprar normalmente, insisto: bala, perdigones y ocasionalmente postas. Sé de sobras que hay más tipos de proyectiles.

Por pruebas propias y de otros autores e instructores nacionales y extranjeros (que para algunos son los únicos que valen, los extranjeros) he podido comprobar y me he llegado a convencer que la distancia límite de uso óptimo defensivo de una escopeta empleando postas es de 15-20 metros; empleando balas obviamente se puede ampliar este margen.

Me meto en el terreno de la física para dar motivos de base para que se entienda mi punto de vista sobre la respuesta. Para ser contundente y conseguir una incapacitación rápida y efectiva de un agresor necesito energía, una energía que golpee y produzca efectos en el agresor. Y la física dice que la energía es mayor cuando es mayor la velocidad y el peso. O sea que para conseguir que el impacto sea contundente debemos emplear proyectiles de peso elevado y con la mayor velocidad posible. Esa es la teoría (y la práctica) con una bala en cualquier arma, pero ¿qué sucede con una escopeta y con los proyectiles que puede disparar?

Antes de detallar cada tipo de carga utilizable vamos a establecer un supuesto teórico de estudio. Las cajas de munición especifican tanto el tipo de proyectil contenido como su peso. Si tomamos diversas cajas de munición para escopeta, podemos ver que lo habitual es encontrar pesos de carga proyectada (sea el tipo de proyectil que sea) de entre los 24 y los 36 gramos. Si tomamos solo cartuchos de postas y de balas, vemos que lo común es moverse entre los 28 y 32 gramos las balas y las postas entre los 28 y 34 gramos; supongamos que nos quedamos en una carga proyectada igualitaria de 32 gramos sea de bala o de postas.

Igualmente podemos ver en muchas cajas de munición (sobre todo en balas) o en los catálogos de los fabricantes, que las energías medias en boca (justo al salir por el cañón) de esa carga proyectada ronda los 2.800 julios; y nos quedamos con eso. Y podemos añadir que la velocidad media en boca también podemos fijarla en 420 m/s. Por tanto fijamos esos datos para este ejemplo: una carga proyectada de 32 g a 420 m/s y con una energía en boca de 2.800 J. Veremos qué sucede cuando lo extrapolemos a cada tipo de carga.

Hablando en general, aumentar la energía aumentando la velocidad implicaría aumentar la cantidad de pólvora propelente o emplear un tipo que genere más gases, lo cual al final se traduce en velocidad. Si mantenemos la carga proyectada esta ocupa un volumen fijo, por lo que nos queda un espacio invariable en el cartucho de modo que sólo vamos a poder jugar con el tipo de pólvora para generar más gases (presión) que aumenten la velocidad. Quizás podamos aumentarla de 420 a 450 m/s o poco más de forma segura, teniendo en cuenta que el material de confección del cartucho (plástico) permite poco más para trabajar en márgenes de presión seguros. Por eso vemos que las velocidades medias siempre rondan esos 420 m/s y que los datos de los cartuchos son sensiblemente similares entre marcas.

Si hablamos de aumentar la energía aumentando el peso de la carga nos lleva a una paridad con lo anterior. Si tratamos de balas podemos hacerlas macizas con lo cual su peso aumenta, pero el espacio que se deja al propelente es el mismo por lo que no disponemos de mucho margen para aumentar la carga de propulsor. No ganamos realmente mucho. Y las postas, hay poco juego porque entre ellas siempre va a haber espacios. Realmente no se puede aumentar mucho la energía jugando con el peso de la carga proyectada.

Hablemos de los tipos de carga proyectada. La bala es un único trozo de plomo (en nuestro ejemplo va a ser de 32 g) que vuela de una forma relativamente precisa, lo cual son puntos a su favor para ser utilizada en momentos determinados; el alcance puede llegar hasta los 75 metros. Por tipos ideales (hay más, lo sé) para uso defensivo tenemos (en España):

  • Brenneke”, relativamente maciza y poco deformable, con estrías exteriores para favorecer su giro y dotarla de mínima estabilidad.
  • Slugger o Foster”, es hueca y también estriada exteriormente. Es el tipo más ligero y es muy deformable.
  • MG”, es similar a Brenneke pero es más pesada. También es poco deformable y posee estrías externas.

Respecto a las balas, lo ideal es elegir una que sea deformable puesto que en un uso defensivo nos va a importar menos la precisión y la distancia a alcanzar y bastante el “golpe” del proyectil al alcanzar su objetivo: la cesión de la energía. De las mencionadas, el tipo “Slugger” me ha mostrado mejores efectos frente a tipo “Brenneke” y, “MG”. Retomando los datos anteriores de ejemplo, si suponemos una energía en boca de 2.800 J y un único proyectil de 32 g. de peso, la energía cedida al cuerpo será precisamente de 2.800 J (despreciando la que se haya podido perder por el tiempo y distancia de vuelo; estamos en una teoría).

También podemos añadir que, una bala que sea deformable, al impactar inicia su deformación y aumenta su sección, con lo cual puede ceder de forma más contundente esa energía al cuerpo que golpea.

Pasamos a las postas (“Buckshot” o “Buck”). Una posta es todo proyectil esférico con un peso superior a 2’5 g, diámetro mayor de 4’5 mm y alojado en un cartucho en un número superior a 1 (es decir, hay como mínimo 2). Se puede afirmar que las postas serían las preferidas en el caso de corta distancia: como ejemplo, 9 postas de 8’4 mm se reparten por una superficie de unos 1’6 m2 a 20 metros de distancia. Como hemos visto antes, el peso total en plomo oscila entre los 28 y los 34 gramos.

Dependiendo del diámetro las más usuales van del 00 (8’4 mm) al 8 (5’6 mm), siendo las 00 y las 0 (8’1 mm) las más empleadas. Según el tipo de posta y la longitud del cartucho cada fabricante introduce más o menos bolas, pero podemos ceñirnos a estos números sobre las más usuales: de 9 a 12 bolas en las 00 (70 y 76 mm de largo de cartucho) y de 12 a 15 bolas en las 0 (70 y 76 mm). Vamos a quedarnos con el número 12 para nuestro ejemplo de estudio, con un peso de carga proyectada también de 32 gramos.

El uso ideal de las postas no abarca mucho más allá de los 15-20 metros como mucho, ya que a esas distancias e inferiores la dispersión no es mucha y las lesiones que se producen en el agresor son de importancia como para incapacitarlo de forma rápida y contundente; también están dotadas a esas distancias de cierta capacidad de perforación.

Si nos vamos a la imagen que acompaña el texto, podemos ver unos esquemas que representarían los impactos obtenidos con 12 postas 00 a 2, 7 y 15 metros. Añado que es la superposición de los impactos que obtuve en pruebas sobre blancos de silueta humana a distancias desde 2 a 30 metros. En estos esquemas vemos como los resultados se transforman de un único impacto a 2 metros (con las consiguientes graves lesiones) a 9 impactos dispersos a 15 metros (hay 3 que no dieron en el cuerpo). Y si nos alejamos más, los impactos acaban por espaciarse peligrosamente a partir de los 25 metros: la capacidad lesiva se reduce hasta casi desaparecer.


 

Si la ventaja que tenemos es la de la gravedad de las lesiones a corta distancia, como desventajas tenemos que:

  • Las postas penetran poco, se frenan muy rápido debido a su poca masa y no tienen gran alcance.
  • Teniendo el mismo peso o un peso similar total al de una bala, las postas tienen muy poca energía y consecuentemente su poder de incapacitación a partir de cierta distancia es escaso salvo que impacten juntas; esto es así porque la energía global que poseen se divide entre cada posta.

Si recordamos los datos para ejemplo: un cartucho de 12 postas 00 con un peso total igual de 32 gramos que salen por la boca de fuego a esa misma energía anterior de 2.800 J. Esos 2.800 J totales se dividen entre cada una de las 12 postas cuando se separen tras abandonar el cañón quedando cada una con unos 233’3 J a un par de metros del cañón. No es lo mismo golpear con 2.800 J en un único punto que golpear en 12 puntos separados entre sí y cada uno con 233’3 J; se transfiere menos energía como se puede deducir. Y además, las postas son menos deformables por lo que no ceden su energía con la generosidad de una bala.

Con los perdigones (“Birdshot”) no nos vamos a entretener puesto que su uso defensivo es marginal: para distancias de no más allá de 5 metros, empleando perdigones muy gruesos y con pesos totales proyectados muy grandes, ya que penetran aun menos que las postas y se frenan mucho antes por su insignificante masa. Su poder de incapacitación es anecdótico salvo que impacten juntos y contenidos en el taco separador. Si retomamos los datos anteriores (32 g y 2.800 J) y suponemos que la carga proyectada contiene 315 perdigones del número 7, los 2.800 J totales en boca se convierten en poco más de 8 J por perdigón a 2 metros del cañon. Nada.

Al final nos quedamos con las balas y las postas para su uso defensivo. La clave para saber cuándo usar una o las otras la va a determinar el entorno que nos rodea y la necesidad. Debemos tener bien claro qué se puede hacer con una, qué se puede hacer con las otras; y qué no con ambas.

Veamos datos sobre blancos de papel fijos en plancha de madera de 3 mm y situados a 5 metros del tirador, haciendo pruebas con cartuchos 12/70 con cargas de bala tipo “Slugger” y de 9 postas 00.

  • Coches, 2 coches situados uno al lado del otro y separados por 1 metro en los cuales había entre los sillones 2 blancos (uno por coche). La bala ha traspasado completamente ambos coches y ambos blancos, perdiéndose la bala en el exterior. La carga de 9 postas 00 ha pasado la primera puerta dejando 9 orificios bien cercanos (Ø=10 cm) pero tan sólo 4 bolas alcanzaron dispersas (Ø=20 cm) el primer blanco y no llegaron a salir del primer coche.
  • Parabrisas, sobre 2 blancos situados uno en asiento del conductor y otro en el inmediatamente trasero. La bala ha traspasado el parabrisas sin desviación perceptible para alcanzar ambos blancos y atravesar ambos sillones, perdiéndose en algún lugar de la carrocería trasera. Las postas han atravesado el parabrisas (Ø=10 cm) pero sólo 6 han alcanzado el primer blanco separadas entre sí (Ø=25 cm) y se quedaron en el sillón del conductor.
  • Ladrillos de cerámica de 6 cavidades interiores, colocados como pared con cemento. La bala lo traspasa e impacta sobre el blanco situado a 2 metros del muro. Las postas lo traspasan destrozándolo pero se dispersan y tan sólo 3 postas y bastantes esquirlas alcanzan el blanco.
  • Ladrillos de hormigón. La bala lo traspasa e impacta en el blanco (desviada). Las postas rompen el ladrillo pero no llegan a traspasarlo.
  • Garrafa de 25 litros llena de agua. La bala traspasa la garrafa de agua y la lanza a varios metros hacia atrás con un gran agujero de salida; la bala se pierde. Las postas impactan juntas pero no llegan a traspasar la garrafa, quedando dentro.
  • Garrafa de 25 litros vacía. La bala traspasa la garrafa y la lanza a varios metros hacia atrás. Las postas impactan juntas y tan sólo 2 abandonan la garrafa, las demás aboyan la pared opuesta a la que recibe el impacto y se recuperan en su interior.

Y así podríamos seguir con pruebas. Como vemos, hay materiales que afectan más a un tipo de carga que a otro. Y después de todo lo expuesto podemos deducir que hay ocasiones que interesa llevar un tipo de munición u otro. Por ejemplo, ante agresor escondido es mejor la bala que la posta. Si me desplazo y existen pocas posibilidades de daños colaterales por rebotes y se prevé el impacto sobre agresor cercano, quizás convenga llevar posta. Etc. No hay una respuesta concreta a la pregunta. Es necesario conocer efectos y valorar la situación en modo continuo (vuelve la consciencia situacional a aparecer).

Y sobre todo, dominar la técnica del cambio de munición que es lo que me va a permitir llevar un determinado tipo de cartuchos cargados y cambiar 1, 2 , 3… por otros tantos pero de munición diferente.

Un saludo.

Arturo Mariscal Rubial.

 

Comentarios

  1. Realmente me parece una explicación suficientemente razonada. Enhorabuena.

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