¿Cómo planear tus ejercicios de tiro?
“Artículo publicado
originalmente el 23/06/2020”
Supongo
que este tema no será nada nuevo para la gran mayoría de vosotr@s, pero según
avanzaba en la escritura de una nota dedicada al adiestramiento y entrenamiento
me iba decidiendo a hacer una específica sobre este tema. De hecho en los
cursos que he hecho, al terminar siempre he enviado a los alumnos que me lo
piden la secuencia de ejercicios que hemos realizado para que puedan planificar
sus entrenamientos y avanzar más. Esa secuencia contiene los ejercicios y explicaciones
resumidas (un guion), y a mí me sirve para organizarme las explicaciones sin
dejarme nada; o me organizo así o acabo hablando de vete a saber.
Siempre
he pensado que el entrenamiento con armas debe enseñar a mantenerse en
funcionamiento, a seguir en el
combate. Y también estoy convencido que no existen técnicas básicas y
avanzadas; a mi parecer sólo hay técnicas que permiten poner en
funcionamiento un arma y técnicas que permiten mantener en funcionamiento esa
arma, el resto es aplicarlas. Pongamos un ejemplo para que se entienda
mejor lo que quiero decir.
Una
técnica para poner en funcionamiento un arma es la necesaria para la puesta en
uso inicial: introducir su cargador, accionar la corredera, presionar el
disparador. Una técnica para mantener en funcionamiento esa arma durante un
enfrentamiento sería una recarga de emergencia.
Esta
entrada va a contener una serie de aspectos que yo aplico a la preparación de los
ejercicios para adiestramientos y entrenamientos, cómo los organizo. Y es obvio
que esto me lo tuvieron que enseñar.
Efectivamente,
como un porcentaje muy elevado de instructores sin formación (que es la inmensa
mayoría de los que hay), para mí ir al campo de tiro implicaba simplemente
hacer una serie de ejercicios de tiro previstos sin más. No había más. Te
entregan un plan de tiro pero no se explica nada: vas al campo de tiro a hacer
un ejercicio tendido o uno que implica cambiar un cargador, pero nadie te lo
explica. Sólo lo haces. Ahora tampoco es que sea un gran instructor, pero al
menos sí tengo las ideas claras.
Siempre he dicho que los ejercicios deben tener una utilidad manifiesta
y evidente para el alumno ya que cumplen un doble propósito: por un lado
su cometido de adiestramiento real y por otro demostrar al alumno que lo que se
le acaba de enseñar es efectivo y funciona. Y también sirven para cambiar
mentalidades, ¿por qué no?
Yo
planeo mis ejercicios siguiendo la secuencia siguiente: ¿hasta dónde quiero
llegar en el adiestramiento?, ¿cuál va a ser el mínimo a conseguir?, planifico
los ejercicios de tiro, se hacen en vacío, se hacen con fuego real, y se
analizan resultados. Vemos estos puntos uno a uno.
1.- ¿Hasta dónde quiero llegar en el adiestramiento? Decido hasta
dónde quiero llegar al final del adiestramiento y debo tener presente que tengo
que hacer lo posible para alcanzarlo y mantenerlo luego (eso es el
entrenamiento), procurando encontrar siempre una mezcla equilibrada entre el
manejo del propio arma y las técnicas para adquirir habilidad.
Sobre
el manejo del arma estamos hablando de para qué sirve cada palanquita y cada
botoncito, de cómo se empuña, de cuál debe ser la posición de tiro ideal, etc.
Os sorprendería saber lo que he llegado a encontrar en los cursos, y en el
trabajo…
Es el
momento de definir qué técnicas (manipulación) quiero que mis alumnos aprendan,
y ojo que hay muchas posibilidades: cargar, recargar, uso de seguro y doble
acción, punterías, interrupciones, transiciones al arma secundaria, posiciones,
empleo de visores, desplazamientos, etc.
Y conjugando
lo anterior, manejo y técnicas, adquiero la destreza. Por ejemplo quiero
que mis alumnos sean capaces de actuar en movimiento de una forma efectiva, ese
es el límite en el curso: los disparos efectivos en movimiento. Para ello debo
enseñar a cargar, posiciones de tiro dinámicas, recargar, desplazamientos,
interrupciones, etc.
2.- Cuando ya sé hasta dónde quiero que lleguen, decido cual es el
mínimo que los presentes deben alcanzar en el entrenamiento. Siguiendo con el
ejemplo anterior, se pretendía que los alumnos realizasen disparos efectivos en
movimiento. El mínimo debe ser llegar al menos a ser capaces de salir de la
línea de tiro del agresor dando pasos laterales. Ese es el objetivo mínimo a
conseguir.
3.- Planifico los ejercicios de tiro. Debo diseñar los ejercicios
teniendo en cuenta que se deben realizar de dos modos: en vacío para aprender
las técnicas y con fuego real para confirmarlas, practicarlas y reafirmarlas.
Veamos cómo diseño esos ejercicios.
Para el planeamiento yo particularmente tengo en cuenta el perfil
del alumnado (policías, militares, vigilantes de seguridad, etc.) para definir
qué es lo más adecuado a sus necesidades profesionales, y la munición necesaria
para el total del curso y de cada día del mismo a fin de no incumplir normativa
en tenencia o transporte de munición; esto es un dato significativo y
limitativo al menos en España. Y también es importante porque cada cosa
explicada y practicada se debe probar con munición el mayor número de veces.
Entonces
es cuando visualizo en mi mente cómo debe ser el ejercicio teniendo en
cuenta las formas en las que lo voy a explicar.
Los
ejercicios los suelo plasmar en unos documentos sencillos como se puede ver en
las imágenes, a veces en papeles sueltos y a veces en un cuadernito donde me
hago mis explicaciones y esquemas para visualizarlos. Y si es para un curso,
como tengo claro que cuando acabe los voy a ofrecer a los asistentes, pues
procuro hacer algo más elegante y empleo el ordenador para hacer cuadros
explicativos, esquemas, etc.
En
este último caso empleo cuatro columnas: distancia, munición, ejercicio y
desarrollo; que también puede incorporar un gráfico. Lo vemos con un ejemplo (y
una imagen): vamos a imaginar que se trata del ejercicio correspondiente a las
recargas y que el arma a va ser el fusil de asalto; quiero hacerlo a 10 metros
y lo quiero repetir 10 veces con cada tipo de recarga. Analizamos cada una para
pensar el ejercicio que quiero hacer (visualizarlo es importante).
- Recarga de emergencia o reactiva. Solamente necesito 2 cartuchos para cada vez que haga la secuencia: 1 en recámara, disparo y recargo con otro en otro cargador y disparo. Si lo quiero hacer diez veces voy a necesitar 20 cartuchos para hacerlo y al menos dos cargadores (mejor más y me evito interrumpir para rellenar el cargador). Puedo poner 1 cartucho en un cargador para ponerlo en el arma para hacer 1 disparo con su fin de carga y repartir los otros 19 cartuchos en otros dos cargadores. Ya tengo pensado el ejercicio, ya lo puedo pasar al documento.
- Recarga táctica, proactiva o a voluntad. Solamente necesito hacer 1 disparo para hacer la secuencia: 1 en recámara, disparo, busco y evalúo el área, hago la recarga y luego podría repetirla así hasta el disparo 10 así que sólo voy a necesitar 10 cartuchos y un par de cargadores. Reparto la munición en 2 cargadores (5 cartuchos en cada cargador), hago 1 disparo, compruebo zona, compruebo arma y cambio el cargador, y puedo repetir la secuencia. Ya tengo pensado el ejercicio, ya lo puedo pasar al documento.
Lo siguiente va a ser imaginar las explicaciones correspondientes al tema en cuestión (por ejemplo recargas) para practicar posteriormente cada ejercicio en vacío tras la explicación del tema y del ejercicio y, finalmente, hacer los disparos para comprobar que funciona lo explicado.
4.- A continuación planifico mi adiestramiento en vacío. Suponiendo
que se trata de una pistola tengo presente lo que he explicado y eso es lo que
se debe practicar en vacío previo a cada ejercicio con munición: cargar y
descargar, empuñar, extracciones de la funda (aunque parezca raro, pero es que
nadie lleva el arma en la mano permanentemente), posiciones (que hay más que
estar de pie), recargas, interrupciones, movimientos, etc.
Se debe practicar en vacío hasta que salga con la fluidez y
velocidad apropiada porque eso indica que se ha entendido e interiorizado. Es importante
tener presente eso: el arma se debe manejar con la velocidad justa para que
los movimientos sean fluidos, la manipulación sea correcta y los disparos
posteriores salgan de modo que se aseguren impactos (“si no da donde
quiero, dará donde no quiero que de”). Si todo lo hago lo más rápido posible
que pueda, quizás viole normas de seguridad con las armas (y hasta alguien
salga herido o algo peor), y lo que es seguro es no se cumplirá algo de lo
anterior y no seré efectivo.
5.- Ejercicios con fuego real. Una vez todo es fluido y estoy seguro
que el alumno entendió el ejercicio y que lo ha probado hasta mecanizarlo y
está seguro de ejecutarlo correctamente y con seguridad es cuando se realizan
los disparos. Y hay que tener presente que cada cartucho cuenta, hay que
ser consciente que cada disparo debe transmitir una sensación y la
finalización del ejercicio debe reflejar el éxito en la explicación y práctica
previa. Si no ocurre esto, el instructor debe ser capaz de identificar por
qué no ha sido correcto.
6.- Todo adiestramiento finaliza con un intercambio de impresiones,
ese juicio tras la acción (el “debriefing”) que vimos en la nota
anterior, ese intercambio de opinión que se efectúa al finalizar entre todos
los participantes y todos aquellos que se han visto involucrados y que nos
lleva a aprender qué se hizo mal y qué se hizo bien (lecciones aprendidas).
Recordemos que se puede hacer espontáneamente o siguiendo un guión.
Cuando
doy un curso ajeno a mi profesión, los dos primeros puntos (hasta dónde quiero
llegar y cuál es el mínimo) los compruebo realizando unos ejercicios simples
para observar las capacidades de manejo y manipulación de los asistentes.
Obviamente cuando se trata de mis compañeros no lo hago porque sé cuál es el
nivel ya que yo los he formado.
Independientemente
de lo anterior, la realización de estos ejercicios me permite ver el nivel
previo, obviar determinados temas o explicaciones, avanzar en las explicaciones
del curso, o retroceder sobre el plan previsto. Estos ejercicios no se
explican ni se prueban en vacío se realizan alumno por alumno y de uno en uno y
son del tipo: introduce el cargador, monta el arma, colócate y dispara, o lo
mismo pero haciendo una recarga, etc.; técnicas básicas de manejo de un arma.
Un
último consejo. No te obsesiones con hacer montones de ejercicios de tiro.
Piensa en cuál es tu objetivo y luego planea ejercicios sencillos que te
lleven a ese objetivo; los ejercicios sencillos se pueden enlazar para
crear algo más evolucionado. Piensa que quizás planeando un ejercicio para
desarrollar puntería, otro sobre técnicas de recarga, y otro para salir de la
línea de agresión que puedes enlazar entre ellos acabes por crear un buen
entrenamiento para varias horas de una mañana empleando únicamente 100
cartuchos.
Un saludo.
Arturo
Mariscal Rubial
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