Recargar mi arma. Siempre que pueda, hacia arriba (2)

 

Artículo publicado originalmente el 25/abril/2020”.

Como parece que el tema de elevar el arma en recargas y otras situaciones atrajo el interés de muchos de vosotros, que me enviasteis dudas y preguntas, he decidido profundizarlo o explicarlo un poco más para responder y aclarar MI FORMA de hacerlo.

Lo primero que debo hacer es explicar el “collage” de imágenes de recargas que acompaña este texto. La imagen izquierda es incorrecta según mis estándares actuales (sí, sí, soy yo, que también lo hacía así). Es una imagen que se tomó antes de “ser enseñado” (es lo bueno que tenía mi trabajo, haber tenido acceso a buenas fuentes y que luego he podido ampliarlas civilmente); obviamente la de la derecha es como lo hago y enseño hoy en día.

 

Puedo añadir que ambas imágenes corresponden a secuencias de tiro, no son estáticas, no son un “posado. Y también puedo decir que no tienen un estrés incorporado, son tranquilas. El estrés influye y mucho en nuestro comportamiento.

La imagen de la derecha es la teoría que muestro en mis cursos y que traté de exponer en mi anterior nota, de título “Recargar mi arma. Siempre que pueda, hacia arriba”. Aún así lo resumo:

-El arma se ha situado en la zona de manipulación (cercana al rostro y al cuerpo), próxima al centro del campo visual y dentro de el. Y esta posición es única para todas las armas y nos permite realizar en ella recargas, solventar interrupciones, etc.

-Al haber llevado el arma a la zona de manipulación los recorridos de las manos para cualquier acción en ella se han acortado, y esta se mantiene orientada a la amenaza.

-Tenemos una visión clara de la zona del arma que nos interesa (boca de alimentación, ventana de expulsión, etc.), con lo que el tiempo que necesitaríamos para localizarla disminuye.

-Al ser un arma larga, la hemos dotado de estabilidad para las manipulaciones.

Antes de analizar la imagen de la izquierda vamos a hacer un ejercicio de imaginación tratando de traer a nuestra mente cómo hace la recarga de su escopeta un cazador o su fusil un soldado nuevo. Lo normal es verlos descendiendo su arma desde su hombro hasta situarla en la cintura o en la cadera; el soldado va a ladear un poco el arma para sacar el cargador vacío e introducir uno lleno. El cazador va a hacer lo mismo pero volteando la escopeta para exponer la ventana de carga (obviamente con repetidoras).

En ambos casos se pierde sí o sí la visión de la amenaza. En la imagen de la izquierda sucede lo mismo. Como sé que si mantengo el arma en el hombro no tiene estabilidad y se mueve, lo que hago es bajarla un poco y sujetarla bajo el brazo. Y para recargar, como no tengo visión de la ventana de alimentación agacho mi cabeza para buscar con mi vista el lugar. ¿Recordamos cuando comenté en la nota anterior que “cuando nuestro cerebro nos traicione (ocurrirá) y nos haga mirar hacia ella para introducir ese cargador que siempre metemos hasta con los ojos cerrados …”. Pues si nos fijamos eso es justamente lo que ha ocurrido.

He perdido la orientación al agresor, por lo tanto no llevo la iniciativa en el combate. Pero si nos damos cuenta, en ambas imágenes estoy mirando (con gafas de protección, pero miro) la ventana de carga aunque hay una diferencia. En la de la izquierda no controlo en la lejanía a la amenaza, en la de la derecha sí; y esto es así porque mantengo en una misma orientación (campo visual) mis ojos, el arma y el agresor.

A mí me gusta explicar y aprovechar los mecanismos humanos “que vienen de serie” porque en los momentos difíciles son los que van a funcionar: son los sistemas de defensa primitivos. Y uno de ellos es el campo visual y la visión periférica.

¿Cómo funciona eso? El campo visual es el espacio ante nuestros ojos que captan estos cuando mantenemos la mirada fija en un punto en la lejanía.

¿Cómo lo aprovechamos? Mientras el ojo está enfocado en un punto central, un objeto puede ser visto hasta en el límite del campo visual (la visión periférica). Dicho de otro modo: si mi mirada está puesta en un punto dentro de mi campo visual y un objeto se mueve dentro del mismo, este será percibido como algo en movimiento en ese área: es tener esa sensación de haber visto algo “por el rabillo del ojo”. Automáticamente los ojos van a buscar lo que haya llamado la atención.

Añadimos que la amplitud del campo visual va a rondar, de media los 180-200° en el plano horizontal (derecha-izquierda) y 120-130° en el plano vertical (arriba-abajo).

Por lo tanto, si mantengo mi arma sensiblemente centrada en mi campo visual, aunque mi atención se sitúe en ella dejando de lado al agresor, si este o un objeto se mueve en la lejanía de mi campo visual (en la periferia) habrá muchas posibilidades de detectarlo y se atraerá mi atención hacia él. Espero que se me haya entendido.

Se me han hecho varios comentarios sobre recargar (y demás acciones) detrás de un parapeto. Bueno, si es posible es muy buena idea hacerlo siempre y cuando no necesitemos mantener el control del área en la cual se sucede el enfrentamiento. Hay que tener presente que al ocultarnos de la vista del malo lo perdemos de vista y cuando volvemos al combate quizás haya cambiado la situación que dejamos. Por eso la respuesta a ocultarse para recargar es sí pero sólo si la situación lo permite.

Si tengo un arma larga y un arma corta y necesito mantenerme en el combate, realmente no voy a recargar ni a solventar la interrupción; simplemente voy a hacer una transición. Si necesito actuar sobre el arma para mantenerme en el combate debería llevarla a mi zona de manipulación y solucionar el problema. Y si puedo ocultarme tras un parapeto (porque hay un compañero que me apoya, por ejemplo), pues me ocultaré y haré lo que deba en mi zona de manipulación si es posible. Por eso también es importante en el adiestramiento introducir la llamada “consciencia situacional”, que supongo que en alguna otra nota saldrá.

¿Agacharme para recargar, etc.? … Pues si no es necesario, creo que es una estupidez introducirla por norma (reducir silueta lo llaman). Voy a añadir a la acción una pega más: agacharme, actuar sobre el arma, y levantarme. Si no es necesario, lo considero una pérdida de tiempo. Pero claro que puedo agacharme si la situación permite que me esconda tras un parapeto porque alguien me apoya o para dejarle espacio a un compañero para actuar mientras yo hago lo necesario.

También se me ha preguntando varias veces si en una situación real no es mejor mantener la puntería sobre el agresor. Bueno, realmente si mi arma no funciona es inútil mantenerla dirigida hacia el agresor; lo lógico es recargarla, hacer una transición, etc. Y luego puedo añadir que es un error pensar que una cosa son los ejercicios y otra es la vida real.

Yo soy partidario (y así lo enseño) de aprender y practicar una única manera de hacer las cosas. No hay un motivo para aprender a hacer las cosas de forma diferente y diferenciando si se aplica a ejercicios o se aplica a la vida real. Al final lo que hago es añadir dificultades a mi cerebro, y el cerebro humano en estrés (combate, por ejemplo) sólo entiende de órdenes sencillas. Lamento decir que esa idea formativa no va a funcionar a la hora de la verdad. Yo puedo aprender a realizar una recarga de dos formas diferentes y a solucionar una interrupción de otras tres, pero en el momento clave mi cerebro va a elegir la más simple y rápida para esa situación en concreto.

Pienso que la dificultad de comprender cómo muestro yo las acciones sobre un arma es precisamente el que nunca nadie nos ha explicado una técnica de recarga correcta o en qué consiste esa zona de manipulación, por ejemplo. Son cosas nuevas para muchas personas que ya se han creado un modo de hacerlo, y que ahora deben cambiar esa forma una vez que son capaces de entender la lógica del modo que propongo.

El ejemplo es sencillo. Yo puedo poner en funcionamiento mi escopeta vacía introduciendo un único cartucho (desde canana) en el arma y disparando en … ¿2 ó 3 segundos? (Nunca me he cronometrado, la verdad); pienso que por ahí pueden estar los tiempos, no soy Jerry Miculeck. Cualquier persona empieza uno de mis cursos de escopeta recargado un único cartucho en … ¿5 segundos? o hasta más.

Básicamente todo se reduce a la práctica. Pero cuando se entienden ciertas cosas … y la mente empieza a cambiar … y las cosas toman sentido …

Un saludo.

Arturo Mariscal Rubial

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